¿Habías oído hablar de ello?
En el blog de esta semana, te hablamos de los quistes de erupción. Son frecuentes en niños que se encuentran en el proceso eruptivo de dientes deciduos. También en aquéllos que están en plena fase de reemplazo de la dentición de leche por la definitiva.
Se desarrolla en los tejidos blandos que se han separado de la corona dental. Es por tanto aquel que forma parte del folículo dental, cubriendo la corona del diente y el hueso alveolar.
Este tipo de quiste tienen su origen en un aumento de la deposición de fibras colágenas en el tejido conectivo gingival. Esto hace que la encía que cubre el diente en erupción sea más dura y, por tanto, menos permeable. Como resultado, en muchas ocasiones, se produce una traba mecánica que dificulta la aparición del nuevo diente en boca.
Clínicamente, puede ser identificarlo a simple vista. Se traduce en una inflamación bien delimitada de la zona de la encía que cubre a un diente próximo a su erupción, tanto definitivo como deciduo. Las zonas donde es más frecuente su aparición son las que se corresponden con las áreas de los incisivos superiores e inferiores. También la zona de los primeros molares definitivos. Estos quistes se pueden observar con mayor frecuencia en niños menores a 10 años. Cuando la zona del quiste está traumatizada por sucesivos mordisqueos o ligeros golpes, adquieren una coloración violeta azulada. Ésta no es importante y se conoce como hematoma eruptivo. En muchas ocasiones, estos continuos traumas vierten al exterior el contenido de la vesícula quística, acompañándose de abundante sangrado. Ello tampoco tiene una importancia clínica relevante. Al contrario, esta ruptura facilitará la erupción del diente en cuestión.
¿Qué pasa en estos casos?
Si el quiste se rompiese de forma espontánea, a consecuencia de los traumatismos, el tratamiento del mismo seguramente sería innecesario. En este caso, se recomiendaría vigilancia y supervisión por parte de un facultativo odontólogo. También medidas preventivas como lavado abundante con agua, comida fría y precaución al cepillado. Ello podría evitar laceraciones de la mucosa abierta.
Si, por el contrario, éste persistiese, posiblemente causaría molestias en los niños y un retraso en el proceso eruptivo lógico y esperado. Se haría necesario que el niño acudiese a un servicio odontológico para proceder a la realización de un pequeño corte que facilitara la erupción del diente y evacuase el contenido quístico. Normalmente, si el niño sufre un primer quiste, es de esperar que puedan producirse algún otro durante las fases de erupción de la dentición de leche o durante el recambio.
Por este motivo, desde SJD Dentistas queremos mantenerte informado de esta común situación en los niños y hacerte partícipe de que, si estás en dicha situación, tienes dudas o no sabes qué hacer con el pequeño de la casa, acudas a nuestras clínicas para que sea evaluado y para que tú seas adecuadamente orientado.
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