La caries dental es la infección más común y prevalente alrededor del mundo, pudiendo aparecer en niños, adultos y ancianos. Sólo un dato para conocer el alcance de esta patología:
- El 60%-90% de los escolares y casi el 100% de los adultos tienen caries dental en todo el mundo (según la OMS).
Se trata de una patología que tiene muchas y diversas causas, entre las que destacan causas personales: como la calidad y dureza del esmalte dental, la calidad y cantidad de saliva y la microbiota oral. Así como factores no personales o externos: como los hábitos de dieta e higiene.
La caries se da por un cúmulo de bacterias sobre la superficie dental, la cuales generan ácidos que degradan la superficie del esmalte, lo que da como consecuencia una cavidad que se hace más extensa y grave a medida que pasa el tiempo y que progresa a través de las sucesivas capas del diente, llegando incluso a la pulpa dental. Si esta infección se deja sin tratar, se genera un proceso inflamatorio que cursa con dolor agudo y con lo que comúnmente conocemos por el nombre de “flemón, y /o absceso”.
A continuación, te damos una lista de causas que influyen en la aparición de la caries:
- Dietas con abundantes alimentos y bebida azucaradas y presencia de hidratos de carbono.
- Técnicas de higiene deficientes, inadecuadas o inexistentes.
- Dejar pasar mucho tiempo entre las ingestas de alimentos y la higiene.
- En niños pequeños dormir con biberón en la boca.
- Caída del PH, por influencia salival o por acción de ciertos fármacos, que también causan una alteración en el PH.
- Factores hereditarios, presencia de esmalte débil o desmineralizado por factores genéticos o por presencia de ciertos síndromes como el de “Desmineralización incisivo molar”.
Nosotros mismos podemos ser en la mayoría de los casos el instrumento preventivo y/ o diagnóstico más precoz. Todos podemos darnos cuenta si tenemos caries al presentar alguno o varios de los siguientes signos y síntomas:
- Presencia de dolor con aparición espontánea, o ligado a: estímulos térmicos, frío o calor, así como a reacción ante ciertos alimentos como dolor en presencia de alimentos dulces, cepillado, percusión o presión dental, dolor al masticar… suele vincularse el dolor a una pieza que tenga presencia de cavidad o cambio de color.
- Presencia de manchas que pueden ir desde blanquecinas, más acentuadas que el blanco habitual del resto del diente, hasta aquellas que son de color miel o grises.
- Presencia de cavidades, impactación de alimentos, o presencia de obstáculos que generan trabas mecánicas durante el cepillado y el uso de dispositivos como hilo dental.
- Inflamación cercan a al área careada, junto con rojez o presencia de abscesos en la encía próxima a la pieza afecta.
Por último, es necesario saber que cuanto más precoz se detecta la lesión más sencilla será su tratamiento y por tanto mayores posibilidades de éxito tendremos. Son diversos los tratamientos dentales aplicados en esta patología, cada uno será de elección dependiendo del caso y de las necesidades del paciente, pudiendo ir desde la aplicación de fluoruros y mejora de las técnicas de cepillado hasta la necesidad de tratamiento de terapéutica conservadora como restauración, empastes, endodoncias y en el peor de los casos la exodoncia de la pieza cuando esta es irrecuperable.
Si sospechas que puedes tener alguna caries, debes hacerte una revisión en la que aclararemos todas tus dudas, es recomendable que tengas una buena higiene oral, y que acudas a revisión al menos una vez al año.
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