A lo largo de mi carrera, he escuchado todo tipo de historias, mitos y creencias sobre la salud dental. Pero hoy quisiera hablarles sobre una de las inquietudes más comunes que los pacientes me plantean: el apiñamiento dental. Y claro, mientras charlamos, ¿por qué no compartir alguna que otra anécdota?.
¿Qué es el apiñamiento dental?
El apiñamiento dental sucede cuando las piezas dentales sufren falta de espacio para acomodarse de forma adecuada en la arcada. Esto lleva a que los dientes se desplacen, se monten unos sobre otros o incluso giren. A este fenómeno lo denominamos comúnmente “dientes apiñados” o “dientes montados”.
Es habitual observar este problema desde los 6 años de edad. Normalmente ocurre con la pérdida de dientes de leche para darle espacio a los definitivos. También podemos encontrar este problema durante la etapa adulta.
Un caso de apiñamiento dental fue el de un joven que vino a mi clínica con una sonrisa nerviosa. Había evitado sonreír en las fotos durante años debido a un solo diente desplazado. Tras un breve tratamiento, su confianza se disparó tanto que no paraba de sonreír en cada foto. Es increíble cómo algo tan pequeño puede influir tanto en la autoestima.
Las causas del apiñamiento dental
1. Tamaño de los dientes determinados por factores genéticos
Uno de los principales motivos del apiñamiento es el desequilibrio entre el tamaño de los dientes y el espacio disponible en la arcada dental. Si heredas los dientes grandes de tu mamá y el pequeño maxilar de tu papá, es probable que termines con apiñamiento. ¡La genética a veces tiene sentido del humor!.
Por ello, es fundamental que los padres de manera preventiva vigilen la dentadura de sus hijos y acudan al dentista desde el momento que detecten el problema.
2. Cambios en la estructura de la mandíbula
Con el paso de los años, y sí, hablando desde mis 40, he visto que la mandíbula humana ha ido cambiando. Los estudios sugieren que nuestras mandíbulas son más pequeñas que las de nuestros antepasados debido a la dieta moderna y otros factores. Esto puede llevar a menos espacio para los dientes.
3. Hábitos durante la infancia
Los hábitos como chuparse el dedo o usar la chupa durante mucho tiempo pueden afectar la posición de los dientes y la mandíbula. Aunque parece un acto inofensivo, a medio plazo puede llevar al paciente a problemas de oclusión dental.
Es importante señalar que no todos los niños que se chupan el dedo desarrollarán problemas de oclusión. El riesgo aumenta con la duración, frecuencia e intensidad del hábito. La mayoría de los niños deja este hábito por sí mismos entre los 2 y 4 años de edad.
Sin embargo, si el hábito persiste más allá de este período, especialmente después de que comienzan a erupcionar los dientes permanentes, es recomendable buscar consejo de un odontólogo o un ortodoncista. Los especialistas deben evaluar cualquier cambio potencial en la estructura dental y recibir recomendaciones sobre cómo ayudar al niño a dejar el hábito.
4. Pérdida temprana de dientes de leche
Cuando un diente de leche se pierde antes de tiempo, ya sea por caries o trauma, los dientes adyacentes pueden moverse y ocupar ese espacio. Luego, cuando llega el momento en que el diente permanente quiere salir, ¡ups! No hay espacio.
5. Factores evolutivos y genéticos
Ya lo mencioné brevemente, pero vale la pena profundizar. Si tus padres o abuelos tuvieron problemas de apiñamiento dental, hay una posibilidad de que tú también lo experimentes.
6. Mandíbula pequeña
Si la mandíbula no tiene el tamaño adecuado, es probable que se presente un apiñamiento de los dientes. Esta condición de mandíbula reducida suele tener raíces genéticas. Por ello, es esencial que los progenitores detecten esta situación pronto y consulten a un experto para abordar el asunto en el instante adecuado.
7. Paladar estrecho
La complicación del paladar angosto se manifiesta cuando el hueso del maxilar superior es más delgado que el de abajo. Desde un punto de vista funcional ideal, se espera que el maxilar de arriba tenga una mayor amplitud que el de abajo, permitiendo así un encaje apropiado de los dientes.
¿Es solo una cuestión estética?
La estética es lo que más suele preocupar al principio. Sin embargo, el apiñamiento no es solo un problema de cómo luce tu sonrisa. También puede hacer la limpieza dental más complicada, lo que lleva a un mayor riesgo de caries o enfermedades de las encías. Además, puede afectar la mordida y causar desgaste.
Soluciones y prevención del apiñamiento dental
Si bien el apiñamiento dental puede sonar alarmante, la buena noticia es que hay soluciones. Los tratamientos de ortodoncia, desde los tradicionales brackets hasta los alineadores transparentes Invisalign (ortodoncia invisible), pueden corregirlo. Además, una visita temprana al ortodoncista (sugiero alrededor de los 7 años) puede ayudar a prevenir o minimizar el problema.
Para el apiñamiento dental leve se puede corregir usando carillas dentales. Mediante una fina carilla dental colocada sobre la superficie del diente, podemos lograr un resultado totalmente satisfactorio. No obstante, cada caso debe ser valorado para establecer el tratamiento adecuado.
Para terminar, siempre digo a mis pacientes: «Mejor prevenir que lamentar». Así que si tienes dudas o te preocupa el apiñamiento dental en ti o en tus hijos, ¡acude a nuestra Clínica dental SJD Dentistas!. Estamos aquí para ayudar: